Acuerdo
La
alarma de mi celular sonó a las cinco y treinta, y creo que pude apagarla a
tiempo porque no escuché a Lucas quejarse como acostumbra hacer. Me froté los
ojos antes de darme vuelta en la cama para despertarlo pero él no se encontraba
ahí.
Me
levanté y fui directo al baño. Como me quedo a dormir de vez en cuando, le dije
a Lucas si podía traer mi mochila con algunas cosas y dejarlas aquí, pero él se
me adelantó y me dijo que me había comprado algunas cosas, cepillo de pelo, de
dientes, ropa e incluso mi cereal favorito, indudablemente fue un gesto lindo,
pero la idea de que gasté dinero en mí no me gustaba nada.
Una
vez arreglado el desastre en el que me convierto por la mañana, salí de la
habitación y el sonido de una guitarra y una melodiosa voz llegó a mis oídos.
— ¿Podrá ser? — Susurré para mí.
Seguí por el pasillo a la última
habitación, a la que nunca fui y mucho menos pregunté por miedo a que sea algo
parecido al ‘Cuarto del placer’ de Christian Grey. Dejé mis absurdos
pensamientos de lado y me paré delante de la puerta cerrada.
Me
quedé ahí parada, estática, disfrutando de lo que estaba escuchando. Era Lucas
cantando let her go, de passenger. Una sonrisa tonta se dibujó
en mi rostro al instante, es la primera vez que lo escucho cantar y lo hace
increíblemente bien. No pienso interrumpirlo, pero en algún momento tengo que
decirle que ya desperté y que debo irme a casa para arreglarme, pero mientras
tanto disfrutaré de este momento.
####
Desperté
cuando Marlene se dio la vuelta y dejó de abrazarme. Me incorporé en la cama y
la observé dormir, tuve que morderme el labio para no reírme cuando la vi
abrazar la almohada con fuerza. Anoche dejé que usara mi remera para cubrirse,
aunque era una idea absurda porque ya conozco cada rincón de su cuerpo.
Bostecé
mientras me dirigía al baño, después de lavar mi cara y cepillar mis dientes me
observé en el gran espejo que tenía delante de mí. Miré detenidamente los
tatuajes de mis costillas, las teclas de piano, la guitarra. Me hizo recordar
cuanto hace que no busco mi escape en la música. Tal vez, Marlene es una buena
distracción de mis problemas, ella me da seguridad, confianza y me siento tan
cómodo a su lado que tengo miedo de lo que eso pueda llegar a significar. Estoy
seguro que no puedo darle nada a cambio, no puedo ofrecerle nada bueno, ella se
merece algo mejor que yo, eso está claro.
Mis
pies se dirigieron directamente al cuarto donde guardo algunos de mis
instrumentos. Giré el pomo de la puerta y encendí la luz, me encontré con el
piso de madera, las paredes azueles insonorizadas y el olor a lustra mueble que
me daban la bienvenida. Mis ojos dieron un repaso por todo el lugar, miré
detenidamente cada instrumento, una batería desarmada, el teclado de seis
octavas, mi guitarra negra electroacústica, y la guitarra que siempre me
acompañó todo este tiempo. Era una vieja guitarra criolla que me había regalado
mi padre, fue la única cosa que conservé de él.
Tomé
está última y la afiné, me sentía familiarizado con cada cuerda, se sentía bien
en mis dedos. Entre nota y nota recordé una canción y comencé a tocarla, y no
pude evitar cantar algunas partes.
— … Pero los sueños llegan despacio y se
van tan rápido. — Continué — La ves cuando cierras los ojos, tal
vez un día entenderás por qué todo lo que tocas, con seguridad se muere.
—
Terminé de tocar la canción y observé el
reloj en la habitación, faltaban algunos minutos para las seis, Marlene
despertará en cualquier momento.
Dejé mi guitarra donde estaba. Miré una
vez más todo mientras giraba el pomo de la puerta, cuando volví a mirar al
frente me encontré con unos lindos y brillosos ojos cafés que me decían que
estuvo escuchando en todo momento.
— Eres increíble — Comentó mientras
sonreía.
— Creí que dormías, estaba a punto de ir
a despertarte — Dije intentando cambiar el giro de la conversación.
— Nunca te había escuchado…— Seguía
mirándome con una gran sonrisa, y conociéndola sé que me pedirá que lo vuelva a
hacer. Mierda. No debí hacer esto mientras ella estaba aquí.
— Se te hará tarde— Dije tratando de
ponerme más serio de lo que estaba, pero la verdad es que estaba un poco
avergonzado, mi expresión seria solo era mi máscara.
Su sonrisa se desvaneció y asintió
lentamente. Mierda, no quería que se ponga así, soy un cretino.
— Otro día podrás escucharme, no quiero
que llegues tarde— Me apresuré a decir mientras le acariciaba la mejilla, odio
ver la decepción en sus ojos. Me regaló una sonrisa y sonreí con ella.
####
Aldana me envió un mensaje diciéndome que
estaban arreglando algunos caños de nuestro departamento y que por algunos días
no tendríamos agua caliente.
Me sentí sumamente avergonzada cuando le
pedí a Lucas si podía ducharme aquí, la verdad es que no sería bueno ducharme con
agua fría teniendo en cuenta el frío otoño que estamos viviendo. El puso como
única condición, bañarnos juntos porque dice que es el defensor número uno del
agua y no quiere que desperdiciemos tanto, cuando podríamos hacerlo juntos. Sé
que no habla enserio pero la idea de bañarnos juntos me parece tentadora,
aunque nunca lo vi desnudo, y eso hace que las cosas se vuelvan un poco incomodas… Para mí.
Después de ducharme miré la bolsa con la
ropa que me compró, me reí al ver la ropa interior de encaje negro, luego vi un
jean oscuro y una campera de cuero. No debería aceptar esto, pero necesito
ponerme algo de ropa. Además sé que Lucas se enojará.
— Sabía que te quedaría bien — Habló a mis
espaldas y di un saltito.
— Todo esto es muy lindo, pero no deberías
haber gastado dinero por mí—
— ¿Por qué no? —
— No lo sé… — Dije mientras pensaba
alguna respuesta.
— Quiero hacerlo—
En ese momento mi celular sonó avisando
que tenía un mensaje. Era de Ian, recordé que no hablamos hace muchos días.
*El viernes festejaré mi cumpleaños.
Invita a quien quieras*
“Invita a quien quieras”. Supongo que se
refería a Lucas. La última vez que hablé con Ian estuvo de acuerdo en darle una
oportunidad a Lucas después de todo.
Dijo que no pondría mala cara e intentaría ser amable.
— ¿Quién escribe tan temprano? — Preguntó
suavemente. Con ese tono es muy difícil descifrar que es lo qué está pensando.
— Ian…— Dije mientras miraba mi celular—
Nos invitó a su cumpleaños—
Lo miré y enarcó una ceja— ¿Nos? —
— Si, eso dije—
— Me encantaría ir — Dijo con su típico
tono de sarcasmo.
— Bueno, es este viernes por si cambias
de idea—
Asintió y se desplomó en la cama boca
abajo. Tuve una vista exclusiva de su espalda bronceada. Definitivamente podría
estar horas observándolo y contando cada lunar sin aburrirme.
— Marlene— Dijo suave y arrastrando
levemente las vocales de mi nombre.
Humedecí mis labios — ¿Qué? —
— Deja de mirarme como si quisieras
comerme —
— No te estaba mirando — Mentí.
— Si, claro— Se dio la vuelta y se cubrió
los ojos con su antebrazo.
Tenía su típica sonrisa altanera,
mientras yo, estaba sumamente indignada. No era justo que yo sea un libro
abierto para Lucas, cuando él es tan impredecible para mí.
— Lucas debo irme —
— Primero debes comer algo— Quitó su
brazo y me miró a los ojos.
Dudé por unos instantes y añadió — Puedes
llevarte mi auto—
— ¿Qué? —
— Dije que puedes llevar mi auto—
—
No puedo creerlo, ¿Hablas enserio? — Dije riendo.
— ¿Qué tiene de raro? — Preguntó
enarcando las cejas.
— Creía que los chicos no prestaban sus
autos—
— Si, ni yo puedo creerlo — Bromeó — De
todos modos no será la primera vez que lo conduces— Me miró a los ojos y asentí
mientras recordaba la primera vez que maneje su auto.
Después de desayunar me fui del
departamento dejando solo a Lucas. Subí al auto con una estúpida sonrisa en mi
rostro, no podía creer que me dejara conducirlo.
Abroché el cinturón de seguridad y puse
en marcha el motor. El auto era increíblemente cómodo, y lo mejor de todo era
que no hacía nada de ruido. Salí del estacionamiento y pude ver el cielo gris
que estaba encima de mí, cada vez eran más las hojas de los arboles que caían
en las veredas y calles de la ciudad, pero por alguna razón, me resultaba
agradable todo lo que estaba viendo.
Minutos más tarde estaba con mi uniforme
puesto acomodando las estanterías. Hoy llegaron varias cajas y aún no tuve
tiempo de ver que libros nuevos entraron.
—
¿La señorita no debería estar cursando? — Dijo una voz familiar a mis espaldas.
Me di vuelta y vi al chico de ojos color
avellana con su pelo castaño algo revuelto por el viento… Supongo. — Ian— Sonreí a mi amigo — Sabes que este año
no podré cursar, al menos no ahora, me dedicaré a estudiar y rendir libre—
— Como tu amigo te diré que eso
prácticamente es un suicidio académico — Sonreí, el siempre tan correcto y
organizado —Extraño verte en las cursadas— Comentó.
— Lamento no haberte escrito en estos
días —
— Yo tampoco te escribí, supongo que hay
asuntos que nos tienen ocupados— Ni siquiera tuve tiempo a responder por qué
agregó — ¿Cómo están las cosas con Lucas? —
Esa es una pregunta muy amplia. Porque
las “cosas” están bien viéndolas desde cierto punto. Con Lucas nos llevamos
bien, él me trata bien, se preocupa por mí, me prestó su auto, y tiene pequeños
detalles por las cual me siento muy agradecida. Pero él… Él no me quiere.
Ahí es donde las “cosas” van mal… Al
menos para mí.
Miré a mi amigo y no fui capaz de decir
nada, por eso agradecí que no insistiera en un tema que ni yo misma sabía que
responder.
Afortunadamente y como por arte de magia
Lara y Samuel aparecieron en escena y ambos observaban detenidamente a Ian.
Este último me saludó y dije que nos veríamos pronto o probablemente en su
cumpleaños.
— ¡Marlene!, ya te extrañábamos— Dijo
Lara dándome un fuerte abrazo.
— ¿Cómo estás nena? — Preguntó Samuel
mostrando sus perfectos dientes blancos.
— Bien, tengo algunas cosas para
contarles—
Ambos sonrieron y dijeron a la vez — Uyy—
Lara continuó — Queremos detalles sucios—
Rodé los ojos— Hablaremos más tarde, iré
a verificar las nuevas cajas que llegaron—
A la hora del almuerzo fuimos un local de
comidas rápidas a unas calles de donde trabajamos. Samuel se quejó todo el
tiempo, ya qué él es vegetariano y nos miraba con su ceño fruncido en todo
momento, decidió esperarnos afuera mientras comprábamos. Decidimos sentarnos en
los bancos de una plaza para comer.
— ¿Desde cuándo eres vegetariano? —
Preguntó Lara con la boca llena.
— Desde que quiero gustarle a Joshua,
pero la verdad es… que me gusta esta comida—
— ¿Joshua es tu novio? — Pregunté
mientras mordía mi hamburguesa.
— Si, aunque él no lo sabe— Dijo riendo
mientras observaba su ensalada— Estamos saliendo, pero no hay nada formal… aún
—
— Si, sé cómo se siente— Murmuré.
— ¿Estás saliendo con alguien? — Peguntó
Lara.
— Yo no lo llamaría así… — Vacilé — Lo
único que puedo decir es que él no es del tipo “Relaciones serias” —
— ¿Es el chico que vimos hoy contigo? —
Dijo Samuel refiriéndose a Ian.
Reí
— No, él es mi mejor amigo—
—
Bueno entonces no tendré cargo de conciencia al decirte que está
buenísimo — Dijo Lara
— Oh mierda, ¿Acaso a ti te gustan todos
los hombres o algo así? — Samuel la miraba mientras hablaba con una mano en su
cadera y luego agregó — Aunque debo reconocer que es lindo—
Los tres reímos — Son iguales— Dije entre
risas, y noté que me dolían las mejillas.
— Espera…— Dijo Lara con una mano arriba
— Quiero que nos cuentes sobre el chico con el que estás—
Suspiré y decidí hablar todo de una vez —
¿Recuerdan a Lucas? ¿El chico que conocimos en la convención? — Ni siquiera
esperé a que asientan porque continué — Lo conozco desde la secundaria, nos
volvimos a encontrar hace algunos meses y comenzamos a… —
¿Salir? Esa no es la palabra que estoy
buscando.
— A… ¿Tocarse? — Dijo Samuel con una
sonrisita pícara.
— ¿Por qué no nos dijiste nada cuando
estábamos en el viaje? — Preguntó Lara—
— Estábamos alejados y nos encontramos
ahí, ni siquiera me imaginaba verlo en el viaje—
— El universo es así, siempre terminamos
encontrándonos con esa persona…— Reflexionó Samuel.
— ¿El universo? — Reí
— ¿Cuál es el problema con Lucas? — Lara
me miraba con ojos curiosos.
— Qué no quiere ningún título, y dudo que
sienta algo por mí — Es la primera vez que lo digo en voz alta, y sentí un
pequeño dolor en mi pecho al pensar en eso.
— Oh cariño— Dijo Lara, por momentos ese
tono me recordó al de mi madre— ¿Qué sientes por él? —
— Me gusta desde la secundaria — Confesé.
— Deberías arriesgarte y decirle lo que
sientes nena— Me animó Samuel.
— Vengo pensando lo mismo hace días es
solo que… — Sacudí mi cabeza —No estoy segura de que es lo que voy decir. Me
siento una adolescente con hormonas alborotadas — Finalicé.
— Yo veo más que “hormonas alborotadas”,
por lo visto te gusta enserio— Dijo Samuel — Seremos tu hada madrina y tu
Cupido — Se señaló a él y a Lara.
— ¿Por qué tu eres el Hada madrina? — Se
quejó Lara— Yo debo ser un ángel con cachetes gordos y sonrojados, que usa
pañales y tira flechas en todas direcciones—
— Yo seré el Hada porqué además de gay,
soy afeminado— Guiñó un ojo.
— Por ahora intentaré hablar, y si no lo
logro… ustedes entran en acción— Ambos se miraron sonriendo — Y que Dios me
ayude…— Murmuré para mí.
Unos minutos antes de terminar con mi
jornada de trabajo, Lucas apareció majestuosamente por la puerta del local, llevaba
las manos metidas en sus jeans y una camisa azul. Miró por todos lados hasta
que se encontró con mi mirada.
Yo me encontraba acomodando los libros de
John Green en la estantería. Le eché un vistazo a Lara y Samuel que me miraban
mientras me mostraban sus pulgares y unas grandes sonrisas.
Por alguna extraña razón moría de
nervios.
— Si te siguen temblando las manos se te
caerán todos los libros — La voz de Lucas era intensa.
Sin mirarlo metí cada libro en su lugar y
suspiré.
— ¿Estás nerviosa? — Continuó.
Sisisi estoy muy nerviosa, pensé.
—
No — ¿Desde cuándo me convertí en mentirosa?
— No…— Me imitó — No parece—
Levanté la vista y me sonrió burlón.
—
Sabes que puedo relajarte— Susurró.
Miré en todas direcciones para saber si
alguien había escuchado algo.
— Estamos en mi trabajo— Le recordé.
— Marlene, yo no estoy haciendo nada malo—
Dijo tomando un libro— ¿Qué es esto? —
— El primer libro de la serie After— Me miró como si le hablará en
húngaro.
— ¿Un amor infinito? ¿Una historia que
todos quieren vivir? — Dijo mientras leía la contratapa — Apuesto a que tú también lo quieres vivir—
— La verdad es que no— Respondí
recordando la historia.
— ¿Por qué? — Dijo devolviendo el libro.
— Si hubieras leído la historia, tal vez
entenderías— Miré a mis compañeros que ya estaban sin sus uniformes — Debo ir a
cambiarme — Dije mientras comenzaba a caminar.
Miré atrás y vi a Lucas concentrado en el
libro, tenía su ceño fruncido y sé que se siente curioso por saber de qué
trata.
####
Tardé unos diez segundos en tomar el
libro y comprarlo. El chico que me estaba cobrando me miraba sorprendido.
Apuesto a que habrá visto a muchas adolescentes comprarlo, pero nunca a un tipo de veintitrés años.
Tomé el libro y lo guardé en el baúl del
auto, no quiero que Marlene se entere de que compré esto.
Jamás compré libros de este tipo, nunca
fueron de mi interés, pero debo reconocer que despertó mi curiosidad
violentamente. ¿Por qué no quiere vivir una historia así? Leí esa estupidez de
“infinito”, se supone que todas las mujeres quieren un para siempre, aunque… ella es muy diferente a todas las demás.
Quizá es más fácil descubrir lo que quieren las mujeres de todo el mundo, que
de saber lo que pasa por su cabeza.
Mi celular vibró y atendí.
*¿Qué quieres Melissa?*
*Siempre tan simpático… quiero que te
acuerdes del favor que te pedí*
Mierda… Sabía que nunca lo olvidaría.
Mientras estábamos en nuestro viaje de trabajo, ella no dejaba de humillar a
Marlene, y le dije que si dejaba de molestarla asistiría a una fiesta con ella,
y al parecer no lo olvidó.
*¿Cuándo es? Recuerda que no cuento con
mucho tiempo*
*Lo sé, trabajamos juntos y hacemos casi
las mismas horas* Dijo chillando.
*¿Cuándo es?* Volví a preguntar.
*Este viernes a la noche cariño*
Corté antes de que siga hablando.
Este viernes es el cumpleaños de Ian, sé
que Marlene estará con él. Tal vez podría ir un rato para acompañar a Melissa.
####
Tal y como lo esperaba, mi periodo hizo
su aparición. Estuve toda la tarde con dolores, y con cambios de humor,
afortunadamente siempre llevo todo lo necesario en mi bolso.
Una vez afuera busqué el auto de Lucas, y
cuando lo encontré me senté en el asiento del acompañante sin decir una
palabra.
— ¿Qué te sucede hoy? — Preguntó.
— Nada—
— Generalmente esa respuesta quiere decir
que suceden muchas cosas— Dijo mientras ponía en marcha el motor.
— Hoy iré a dormir a mi casa—
Asintió — ¿Hice algo malo? —
— No—
Seguimos nuestro viaje en silencio hasta
que estacionó en la puerta de mi departamento.
— Gracias por traerme— Dije y abrí la
puerta.
— Espera— Dijo y tiró de mi muñeca antes
de que pudiera salir — Cierra la puerta— Me pidió.
Lo hice y puso en marcha el auto otra
vez.
— ¿Qué haces? — Pregunté.
— Al fin un poco de emoción en tu voz—
Dijo con una sonrisa — Solo daremos una vuelta así hablamos un poco—
— De acuerdo —
Luego de unos minutos estacionó el auto
en un parque, había muy poca luz a donde nos encontrábamos, y como ya era de
noche no se veía casi nada.
— Bien… ¿Por qué aquí? —
— Quería un lugar privado— Contestó —
Ahora dime por qué estás tan rara—
Porque me gustas y quiero decirte lo que
siento, pero a la vez sé que si te lo digo nuestra ”relación” terminará. Y para
agregar a mi día, siento dolores a causa de mi periodo. Tengo ganas de golpear
algo.
— Solo un mal día, estoy un poco cansada—
— ¿Solo eso? — Puso su mano en mi hombro
— Puedes confiar en mí—
Y con esas palabras me conquistó un poco
más.
No le dije nada, solo lo miré. Observé su
linda y suave boca, me mordí el labio al pensar en sus cálidos besos, en lo
bien que se sienten sobre mi piel. Lo necesito.
— ¿Por qué me miras como si quisieras
comerme? —
Sonreí y me acerqué para besarlo. Su
maravillosa lengua me dio la bienvenida, me tomó por la cintura y me acercó más
a su cuerpo.
— Corre el asiento hacia atrás— Le dije
contra su boca.
Me miró sorprendido pero hizo lo que le
pedí.
— ¿Qué haces? — Preguntó cuando me senté
a horcajadas de él.
— ¿Tú qué crees? — Le dije y volví a su
boca.
Lo tomé por el cuello y seguí besándolo.
Lucas me tomó por la cintura y me apretó contra él.
— Lucas— Jadeé mientras besaba mi cuello.
— ¿Mmm? — Sentí su sonrisa.
— Quiero…—
— ¿Quieres que te relaje? — Me miró
mientras un hoyuelo hacía su aparición.
— No, no— Él frunció el ceño. Esta vez no puede pasar, pensé.
—
¿Entonces… — Dijo pero lo paré levantando mi mano.
— Quiero tocarte— Finalicé.
Su cara de asombro no tenía precio. Pude
ver como tragaba saliva, y como se tensaba y relajaba al mismo tiempo. Se
removió en el asiento antes de hablar.
— Marlene… — Su mirada era intensa, y sus
ojos parecían negros por la oscuridad. Solo la luz de la luna y algunas luces a
lo lejos nos iluminaban.
— Quiero hacerlo— Besé su cuello mientras
bajaba mi mano a su entrepierna.
Jadeó cuando lo acaricié por encima del
pantalón. Lo besé mientras desabrochaba el botón para luego bajar lentamente el
cierre. Seguía sentada a horcajadas y sus manos estaban alrededor de mi
cintura, apretándome en algunas ocasiones.
Yo parecía calmada y daba la impresión de
que llevaba bien la situación pero la verdad es que moría de nervios.
— ¿Estás segura? — Preguntó.
— Si— Y la verdad es que así era. Mi
mayor miedo era hacer algo mal, pero si quería tocarlo.
Tiré un poco de su pantalón para bajarlo
y como se me dificultaba él me ayudó a hacerlo.
— ¿Alguna vez viste a un hombre desnudo?
— Preguntó como quién pregunta qué día es.
Negué con la cabeza, aunque no creo que
le sorprenda mi respuesta.
— De acuerdo. Si… en algún momento te
incomoda, puedes dejar de hacerlo… ¿Si? No estás obligada a nada—
Lo besé a modo de respuesta. Sus manos
seguían alrededor de mi cintura y las mías estaban en su pecho. Comencé a bajar
una mano desde su torso hasta su entrepierna y tiré lentamente del elástico de
su bóxer. Lo bajé del mismo modo que hice con el jean, aunque esta vez, no
necesité su ayuda.
En ningún momento miré hacia abajo porque
estaba besándolo. Me separé de su boca y
escondí mi cara en su cuello dejando un camino de besos hasta su oreja.
— Enséñame — Le susurré al oído.
Tomó mi mano y la besó, para luego chupar
cada uno de mis dedos. Debo confesar que me pareció agradable lo que hizo, pero
no le dije nada.
— Tómalo — Dijo suavemente.
Tragué saliva y miré hacia abajo. A pesar
de la oscuridad que nos rodeaba pude ver claramente esa parte de su cuerpo que
ya no era desconocida para mí. Solo hay una palabra para describir lo que
estaba viendo… Grande.
Lo acaricié levemente algunas veces, y
luego lo tomé por completo como me había dicho antes.
— Tienes que subir y bajar— Dijo y luego
suspiró.
Hice lo que dijo y jadeó. Era música para
mis oídos, antes no lo había escuchado tantas veces como me hubiese gustado
pero aún así, cada jadeo o gemido de su boca me resultaban increíbles.
— No tan fuerte nena— Dijo escondiendo la
cara en mi cuello.
Nena.
Mariposas revolotearon en mi estómago al escuchar esa palabra.
Minutos más tarde, el calor en el auto
era evidente, y tenía ganas de quitarme mi campera, pero no quería interrumpir
lo que estaba haciendo.
—
Marlene voy a… — Gimió.
Continué con mis movimientos hasta que
sentí el famoso líquido viscoso entre
mis manos.
Tenía su cabeza hacia atrás, y noté su
respiración agitada. Me sentí muy bien al saber que yo había provocado todo.
Me dio un beso rápido — Hay servilletas
en la guantera — Señaló.
Antes de que me mueva a mi asiento me
tomó por las caderas. Sonrió y miró a su costado — Empañamos los vidrios—
— Eso parece— Sonreí nerviosa.
Me pase a mi asiento y me limpié las
manos con las servilletas, luego lo limpié a él. Me ruboricé cuando noté su
mirada fija en mí y en cada movimiento de mis manos.
— Lo hiciste muy bien — Dijo mientras me
tomaba de la cintura para acercarme a él
—Quiero devolverte el favor — Sonrió con malicia.
—
No — Me apresuré a decir, mientras me apartaba — Es tarde y debo volver a casa
— Lucas frunció el ceño y asintió.
Estuvimos en silencio un momento, hasta
que al fin habló.
— ¿No quieres que te toque? — Parecía
ofendido.
— ¿Qué? ¿Por qué dices eso? —
—
¿Por qué me respondes con una pregunta? — Dijo mirando hacia el frente.
— No es que no quiera…—
Me miró esperando una respuesta, y luego
siguió mirando al frente. No respondí, no quería darle detalles del porqué no
dejé que me toque, no puedo explicarle todo, además me da un poco de vergüenza
que sepa el motivo.
Cuando llegamos estacionó en la puerta
del departamento como acostumbra a hacer.
— ¿Estás enojada? —
— ¿Crees que si estuviera enojada hubiese
hecho lo que hice? —
— No entiendo qué te pasa…— Murmuró.
— Quizá no tenía ganas… ¿Qué, nunca te
pasó? —
— Si dices eso es porque estás viendo a
otra persona. Estás rompiendo nuestro acuerdo Marlene —
— ¿Qué? ¿Cómo puedes pensar eso? — No
respondió — No puedo creer lo caprichoso que eres, yo soy la que debería estar
histérica, al fin y al cabo soy yo la que tiene el periodo — Grité enfadada.
Giró la cabeza con brusquedad y me miró
sorprendido.
— ¿Ahora entiendes porqué no quería? —
Dije mientras bajaba del auto. Intentó tomarme de la muñeca pero pude salir.
Entré al departamento y fui directo al
ascensor, toqué el botón frenéticamente hasta que por fin se abrieron las
puertas y pude entrar, para mi suerte Lucas entró conmigo.
— Lo siento, no quise decir eso —
— Ajam— Dije con mis brazos cruzados.
— Enserio, soy un cretino — Asentí dándole
la razón — No quise insinuar esas cosas, es que… el hecho de pensar que alguien
más te puede tocar me pone loco. — Lo miré a los ojos y dejé caer mis brazos.
— ¿Lucas Dubois está celoso? — Me
aventuré a preguntar.
— No soportaría verte con otro — Debo
reconocer que eso me dio esperanzas pero todo se desvaneció cuando finalizó su
frase— Tenemos un acuerdo, y no me gustaría que se rompan las reglas que
pusimos. Yo soy tuyo en estos momentos y tu eres mía— Las puertas se abrieron y
salí del ascensor.
— Luego hablamos… Estoy cansada y no
estoy de humor para ser sincera— Encaminé mis pies hacia la puerta de mi
departamento, el no me siguió.
Para cuando llegué Aldana dormía en el
sofá con su celular en la mano, no quise
despertarla así que le tiré una manta encima.
Fui hasta mi habitación y mientras me
quitaba la ropa que Lucas me regaló, pensaba en nosotros, en nuestro acuerdo, que de hecho empezaba a odiar.
Siento que él jamás será sincero conmigo,
y lo único que tendremos es un maldito acuerdo, porqué Lucas nunca será capaz
de reconocer que tiene sentimientos por mí, si es que los tiene.
Suspiré frustrada mientras me ponía mi
ropa de dormir, ¿Qué haré con Lucas? Es la pregunta que me vengo haciendo desde
que lo volví a ver, ¿Debo decirle lo que siento? O ¿Debo terminar con esta
locura de acuerdo? Algo me dice que cualquiera que fuera mi decisión no podrá
cambiar el inevitable final entre nosotros.
Que lindas! Muchas gracias... Ahora las visito :)
ResponderBorrar¡Hola! Te hemos nominado al Premio Liebser Award!! https://bibliotecadesuenos542.blogspot.com.es/2016/07/liebster-award-1.html
ResponderBorrarNos leemos^^